Que el fín del mundo te pille bailando.

jueves, 26 de enero de 2012

Sin fin.

Pero esta noche es diferente, el cielo tiene una estrella más. El cabrón del destino me ha robado mi estrella, la que yo más quería. Me la ha arrebatado de mala manera, dándome largas y haciéndome sufrir, dejandome con los ojos rojos. Se la ha devuelto al cielo nocturno, de donde una vez se precipitó para caer en mis manos. Y ahora que mi estrella no está conmigo, que caminaré sola, los días se me presentan largos y grises, y yo solo esperaré a que llegue la noche para observarla desde mi terraza. No sera difícil distinguirla, porqué siempre es y será la más bonita del firmamento. Y desde allí me alumbrará el camino a seguir, y aun de día se que estará allí ocultada por la potente luz del sol observándome, viendo como caigo y como me levanto. Me pasaré la vida maldiciendo al destino si hace falta por separarnos, no lo hagas tu estrellita. Ahora tengo que ser más fuerte que nunca, hacer uso de mi sangre fría y mirarte por las noches con una sonrisa, imaginarme que te abrazo, que te estrujo, que me riñen y que me llenas de brillo. Te prometo que si lloro solo será un momento, y será de corazón porque te quiero de forma tan sobrenatural que jamás dejaré de hacerlo. No quiero que estés conmigo, aunque lo que acabo de escribir es la mentira más grande que he dicho jamás, porque allí es dónde debes de estar mi estrella, brillando como ninguna...
¡Qué cojones!, no eres una puta estrella, eres el jodido cielo, mi cielo. Que tiemble el destino si se piensa que nos ha derrumbado.


Hasta siempre, mi cielo, Teresa.

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