En vez de mirar al cielo me puse a medir el suelo que me tocaba de andar, y nunca seguí el rebaño, porque ni el pastor ni el amo eran gente de fiar. Siempre fui esa oveja negra que supo esquivar las piedras que le tiraban a dar y entre más pasan los años más me aparto del rebaño porque no sé a donde va...
Marea.
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